Cómetelo todo, mira que los niños de África se están muriendo de hambre". Bajo este cargo de conciencia y consabido mandato de no dejar ni un grano en el plato, crecimos muchos. Ya a estas alturas hemos aprendido que el hambre mundial no se resuelve en nuestro plato y que lo que sí se decide ahí es cuántas libras se acumularán en nuestro abdomen; pero muchos comen los alimentos correctos y aún así no pierden peso.